El Refranero Huérfano…

Nos vertebraste la columna
con esa suma
que hasta el resto de tus restas hacen.
Nos comenzaste por el final
para que desde el principio fuéramos mejores. Con colores
desteñidos en tu piel se esbozan
los primarios en nosotros.

Nos enhuellaste las pisadas
con el rastro que los astros dejan al seguirte. Nos escribiste,
en el reverso del ventrículo derecho
lo que le zurdo no ha de ver; nos regaste
las raíces de las almas con la calma
de tu tremenda marejada.

Nos mordiste los anzuelos
para que el daño no doliera.
Nos esdrujulaste la simpleza
y nuestras vulgares átonas
comenzaron a rimar.
Nos pusiste a llorar
para que siempre sonriéramos.

Nos pernoctaste
para que el desgaste de los días nos fuera dulce.
Nos vacunaste
contra la epidémica tristeza. La certeza
de saberse rama de tu tronco nos columpia
al vaivén de un refranero huérfano sin ti.

Nos cociste habas
para aparentar no ser perfecto.
Te mostraste llama helada,
pero no lo has conseguido.
Pues contigo sí coincide lo genial que fue…
… y lo que pudo haber sido…

 

A mi abuelo.

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